domingo, 21 de marzo de 2021

Día del padre

 "Intenté resolver solo todas mis dudas,
y, veinte años después, aún me quedan algunas.
La vida sigue y yo también.
Y aunque dicen que el tiempo no pasa en balde,
cometí mis errores más bien pronto que tarde.
No usé su ejemplo en aprender,
y en mi propio universo vi a mis padres caer,
vi a mis padres caer."


Ayer pude leer un artículo: https://blogs.elconfidencial.com/amp/deportes/haga-usted-gimnasia/2021-03-21/lorenzo-sanz-restauracion-azanariana-real-madrid_2999811/?__twitter_impression=true , que habla de una época, un estilo de vida y un estilo de hombre. Para mi es inevitable durante su lectura el pensar en mi padre. Y ello me ha llevado a reflexionar, añadido al reciente 19 de Marzo y a la época vital en la que me encuentro, sobre la paternidad. Sobre la paternidad como hijo y sobre la paternidad como padre.

El artículo en cuestión habla sobre una época, los últimos años de la década de los noventa, y sobre un hombre, Lorenzo Sanz, presidente del Real Madrid durante los mismos. Yo tenía por entonces 10/13 años, y era un preadolescente ni muy feliz ni todo lo contrario (qué sorpresa en mi). Vacaciones en Benalmádena, el mundial de Francia en casa de mi abuela, comienzo del instituto…una época tranquila en mi vida, previa al giro y transformación brutal que significa en todos nosotros la adolescencia y todo lo que conlleva. Sin embargo, no puedo evitar pensar que para ti fueron los mejores años de tu vida.

Éramos felices y vaya si lo sabíamos

Nuestra relación siempre ha tenido sus altos y sus bajos (muchos más bajos, o al menos bajos más profundos), ahora no estamos en el pico más bajo de esa montaña rusa, aunque sin duda tampoco estamos en una de las zonas altas. Somos dos personas con caracteres y formas de ver la vida y de vivirla muy muy diferentes, opuestas en muchas aspectos. En algunas otras cosas nos parecemos más, como en el fuerte carácter y personalidad, en tener siempre las cosas claras tengamos razón o no, en creernos siempre más listos de lo que posiblemente en realidad seamos. Esta mezcla de visiones opuestas del mundo y fuertes personalidades es una combinación altamente explosiva. A veces lo hemos sabido llevar, a veces no.

Blando de mi, no puedo dejar de pensar en que hoy esté siendo un pelín duro. Y es que, durante los últimos doce meses, tu mundo se ha venido abajo. El Covid, la crisis económica que ha conllevado, la muerte de tu madre, el cáncer terminal de tu mejor amigo (al menos con el que más que tiempo pasabas últimamente), el linfoma de tu hijo mayor, la separación de tu hijo menor. Joder. Casi cualquier otra persona estaría totalmente derrumbada. Sin embargo, cualquiera que te viera y no te conociera pensaría que tú vida va perfectamente, como en aquellos ya lejanos noventa. No sé, supongo, y en esto nos parecemos también, que nunca dejaremos que nadie nos vea mal, que siempre seremos el que esté tirando del carro sea cual sea del que toque tirar en ese momento.

 Vamos con ello

Y todo ello me ha llevado a pensar en mi como padre. En cómo me verán mis hijos cuando tengan 33 años. En qué habré sido para ellos. Y claro que tengo miedo, mucho. Miedo a ser para siempre el malo, el qué no estaba ahí, el que faltó cuando más hacía falta, el egoísta. Me juro y me prometo a mi mismo y a los demás que nada de esto va a pasar, pero a veces no puedo dejar de pensar que es inevitable. Desde luego que por mi no va a ser, voy a luchar y a esforzarme cada día por ser el mejor padre posible, como he venido haciendo hasta ahora. Un padre cariñoso, constante, educador, divertido, responsable. Voy a dejar hasta la última gota de mi en intentarlo, la vida que nos lleve luego donde quiera.

Ojalá ser siempre éste

Ojalá mis hijos piensen en mi dentro de 30 años con benevolencia y cierta justicia. Supongo que es todo el regalo y felicitación del día del padre que ahora mismo necesito. Supongo que es todo el regalo y felicitación del día padre que ahora mismo puedo dar.

"Could it be that you and me are the lucky ones?" Lana del Rey

miércoles, 10 de febrero de 2021

Aprendiendo a vivir

 Hay veces que una canción que habla de ti
Le gusta a todo el mundo, menos a mí”




- Ares, ¿Porqué no vas a jugar a los columpios con los demás?

- Es que quiero jugar con mi amiga.

- ¿Qué amiga, Ares?

- Pues esa niña

De repente, de entre los columpios sale corriendo con los brazos abiertos una niña de la misma edad que él. Ares al ver a su amiga correr a toda velocidad, arranca a su vez con los brazos en alto en dirección a la niña. Durante unos instantes de felicidad e ilusión, los dos niños parecen correr como locos el uno hacia el otro para fundirse en un abrazo.

La ilusión en su esencia


Sin embargo, por el rabillo del ojo puedo ver qué otro niño situado a la izquierda de Ares corre a su vez hacia la niña, también él con los brazos en alto. El otro niño es algo mayor y más rápido. La niña sigue corriendo, aún no sabemos del todo hacía quién, aunque nos tememos ya el fatal desenlace. Y en efecto, nuestra pequeña amiga pasa de largo de Ares para acabar fundiéndose en un largo abrazo con el otro niño.

Ares, desolado, observa la escena a unos tres metros de distancia. Poco a poco, sin dejar de mirar, va bajando lentamente la cabeza. Finalmente se da la vuelta y comienza a caminar solo para acabar sentado en un banco.

Ares Wiggum Mongil en el instante en el que se le rompe el corazón. 
Todo está en Los Simpson


Ares acaba de descubrir de que va la vida.

Los que somos padres a menudo pensamos en cómo vamos a explicar y a enseñar a nuestros hijos cómo es la vida en realidad, cómo manejar las frustraciones, cómo hacerle ver qué casi todo son ostias y que crecer es aprender a convivir con ellas. Pues toma, probablemente no haga falta explicar nada ya que desde los cuatro años ha podido vivir en sus carnes su primera experiencia de este tipo.

Pues si Ares cariño, eso es la vida. Decepción tras decepción, ostia tras ostia. Ilusionarse con algo es el preludio de un final que todos conocemos. Creo que ya lo vas aprendiendo.

Sin embargo Ares, hay una cosa que aún desconoces. Puede que ya vayas descubriendo lo que es la vida, pero yo aún tengo algo más importante que enseñarte.

Yo te voy a enseñar lo que es vivir.

Y vivir Ares, no es otra cosa que esa carrera que has echado con los brazos en alto, los ojos como platos y la boca abierta. Esa ilusión que para ti ha durado cinco segundos (a nosotros a veces nos dura cinco días, cinco meses o cinco años). Esa es la clave, eso es el sentido de todo.

Cabeza arriba y sin miedo, hijo

Así que si, hijo mío, siéntate ahora en ese banco y laméntate. Pero ya te levantarás y volverás a correr brazos en alto hacia lo que quiera que toque en ese momento, y sabrás y descubrirás en esos instantes, que esas carreras es lo  único que merece realmente la pena y lo que nos hace sentir de verdad vivos.


Soy un loco que habla solo de ti, en serio solo me hablo de ti. Love of lesbian


sábado, 31 de octubre de 2020

La felicidad

“Estoy muy cerca de perder
Y aunque no sé muy bien el qué
Lo noto cada vez más lejos, casi no lo puedo ver
Así que manda una señal
Algo que sirva como luz”




Supongo que estos días, días que ya se están alargando demasiado, están siendo para todos oscuros y difíciles. Son días de zozobra e incertidumbre, de miedos y tragedias. Días de incomprensión sobre nuestro propio destino, sobre lo frágil y azaroso del mismo y de incomprensión, en muchas ocasiones, sobre las acciones e ideas de los demás. Días de cuestionarse todo, de dudar, de buscar motivos y motivaciones. Días de renegar y patalear, días vacíos. Son días de plantearse si somos felices.

Pero, ¿qué es la felicidad? Según la primera acepción de la RAE, “felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física.” Pues no pide nada. Vamos por partes.

Lo primero que podemos ver es que felicidad es un estado. Es decir, es una base, un fondo, una estructura más o menos estable sobre la que nos mantenemos. Los estados, pese a que son necesariamente transitorios, no son momentos puntuales de estallido o apagón. Por lo tanto, la felicidad, al contrario que la alegría, no es algo puntual o expansivo que suela manifestarse exteriormente. La felicidad tiene, o al menos debería tener, cierta estabilidad ante los avatares y circunstancias que nos vamos encontrando por el camino. La felicidad, por lo tanto no es contraria tampoco de la tristeza. Ambas pueden convivir perfectamente, se puede estar triste puntualmente y sin embargo, de fondo, seguir siendo feliz.

¿Ésto es felicidad o es alegría?


La segunda parte de la definición nos dice “grata satisfacción”. Satisfacción puede significar  sensación de plenitud, sentimiento de trabajo bien hecho y deber cumplido. Es, de nuevo, algo muy íntimo e interior.

La tercera y última parte dice “espiritual y física”. De la parte espiritual ya hemos hablado, pero aquí entra en juego la parte física. Física no se refiere necesariamente a estar satisfechos con nuestro físico, nuestro aspecto exterior, pese a ser éste un factor. Satisfacción física se refiere más bien, a la ausencia de problemas físicos o de salud o a la aceptación de los mismos en caso de haberlos. Así, el que haya problemas de salud no impide necesariamente la felicidad si somos capaces de comprenderlos y convivir con ellos.

Y ahora que sabemos lo que significa, vayamos a lo concreto.

¿Qué te hace a ti feliz?

Cada uno encuentra, o al menos trata de hacerlo, la felicidad en cosas diferentes. 

Aquí encuentra Waylon Smithers su felicidad. Todo está en Los Simpson


Hay quien busca la felicidad a través de proyectar hacía afuera una imagen exterior. Esta imagen puede ser de éxito profesional mediante el puesto y el tipo de trabajo alcanzado, el cargo y la responsabilidad del mismo, o del sueldo percibido. Puede ser una proyección de éxito personal mediante, por ejemplo, nuestra pareja o mediante la posición de poder que tenemos hacía determinadas personas. O puede ser también una proyección intelectual demostrando nuestra inteligencia o humor. Pero también puede ser una imagen más física, relacionada más con nuestro propio aspecto y con gustar mediante él.

Hay quien encuentra la felicidad en el aislamiento interior o grupal. En muchas ocasiones, tanto la gente cercana como el entorno pueden provocar mucho daño y sufrimiento, tanto de manera voluntaria como, sobre todo, involuntaria. Así, el aislarse de ese ruido en mundos más conocidos y controlados suele conllevar un estado de mayor calma y felicidad. Ese aislamiento no tiene porqué ser necesariamente individual, como ya he dicho, muchas veces ese aislamiento es grupal y de nicho, un grupo de personas con la que compartir gustos y aficiones lejos de la mirada y juicio de los demás. Felicidad como sentimiento de pertenencia.

También puede haber felicidad a través del éxito académico o profesional. Ojo, esto no es lo mismo que lo dicho en el primer punto. El primer punto habla de proyectar hacía fuera éxito, ya sea éste real o ficticio, aquí hablamos de éxito autoexperimentado e interior, de autorrealización. El lograr alcanzar con éxito las metas académicas que nos imponen y nos autoimponemos. El lograr tener un trabajo que nos satisfaga en lo posible económica e intelectualmente. El “conquistar” a la persona de la que nos enamoramos o que simplemente queríamos conquistar.

Felicidad a través de los demás. Según la propia RAE en su segunda acepción, felicidad es la “persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. Mi familia es mi felicidad.” Alcanzamos la felicidad a través de la felicidad de los que nuestro alrededor. De nuestras parejas, nuestro padres y hermanos, nuestros amigos, nuestros hijos. Somos más felices si a ellos les va bien, o ,al menos, si no les va mal. Somos felices con su simple compañía o con el mero hecho de saber que están ahí, andando por el mundo cerca de nosotros. Somos felices al refugiarnos en ciertas personas. A veces basta con estar cerca de ellas de la forma más banal o ligera, a veces, abriéndose en canal y llegando al interior de uno mismo.

A veces la felicidad es simplemente un paisaje, un recuerdo. Una imagen exterior o mental que nos recuerda a algo o alguien, que nos calma y tranquiliza. Que nos protege y reconforta.

Aquí está parte de mi felicidad


Cada uno mezclamos en la proporción que queremos estos “ingredientes” para alcanzar nuestra propia felicidad. La proporción de cada uno de ellos no es algo estable o inmutable, nos apoyamos en mayor o menor medida en unos u otros según las circunstancias del momento o de la etapa vital en la que estemos. 


Si uno no sabe a qué puerto navega, ningún tipo de viento le es favorable” Séneca.


PD: Este post ha nacido gracias a un sueño. Tanto la idea como la base parten de lo vivido y hablado en él. Curioso como funciona nuestro subconsciente.


jueves, 24 de septiembre de 2020

El suicidio colectivo

“I know we've got to get away
Someplace where no one knows our name
We'll find the start of something new”




Vamos a salir mejores.

Vamos a salir mejores decían los hijos de puta.

Supongo que era una simple frase de ánimo, un lema. Pero pensándolo ahora mismo no sé si me dan más ganas de reír o de llorar. Mejores. Salir. Je. 


Gobernantes

Después de dos meses confinados a cal y canto salvo para ir a trabajar, a principios de junio parecía que teníamos la epidemia más o menos controlada. Los hospitales estaban vacíos, no había prácticamente muertes, muchas zonas del país presentaban cero contagios y las demás muy pocos casos. El dinero fluía procedente de Europa. Todos sabíamos que en invierno llegaría muy probablemente una segunda ola del bicho, así que teníamos bastante tiempo por delante para prepararnos.

Bien, ¿que medidas había, entonces, que tomar? ¿En qué emplear ese tiempo y dinero?

Cualquiera con un mínimo básico en salud pública y atención sanitaria sabrá que, desde la convención de Ottawa de 1986, la base de un buen nivel de salud es la prevención que se logra mediante la atención primaria. Ésto es el evitar la aparición de la enfermedad gracias básicamente a, en primer lugar una buena educación sanitaria en hábitos y actitudes saludables poblacionales, y en segundo lugar a unos buenos sistemas de prevención precoz provistos por el sistema sanitario. 

¿En qué se traduce esto hablando de la situación que teníamos en junio? Pues en primer lugar en haber gastado los cuartos en una campaña masiva por tierra, mar y aire (televisión, prensa y radio) educando y explicando bien a la población las conductas diarias adecuadas para evitar contagiar y contagiarse. Explicar que había que evitar a toda costa los espacios cerrados y concurridos y más aún sin mascarilla, evitar la costumbre española de dar besos al saludarse o besar a los niños, evitar las reuniones familiares en espacios cerrados y sin mascarilla, el uso de mascarilla obligatoria en todos los centros de trabajo cerrados. Fomentar más aún el empleo de terrazas y espacios al aire libre de los locales de ocio al estilo de lo hecho en Nueva York (miren cómo estaban allí y cómo están ahora, y miren las medidas de este tipo que tomaron), apertura total de parques, rebajar la importancia de la posibilidad de contagio en superficies… En fin, como viene demostrando la evidencia científica, fomentar todo lo que sea al aire libre, y limitar todo lo que sea en espacios cerrados y los contactos estrechos. En segundo lugar, evidentemente, había que contratar y formar rastreadores como si no hubiera un mañana (no lo había). A todo esto habría que añadirle la potenciación al máximo posible de la atención primaria, primer dique de contención y fuerza de choque fundamental de la salud pública.

¿Qué se hizo en realidad? Gastar todo el dinero y más en créditos al sector hostelero y turístico, (crédito a comenzar a pagar el año que viene), y fomento tanto a nivel nacional como internacional de que saliéramos todos a los bares y hoteles cómo si aquí no hubiera pasado nada. La intención de fondo es buena, salvar un pilar fundamental de la economía nacional, pero el resultado a medio y largo plazo era y es claramente pésimo. La apertura total de discotecas, que son un espacio cerrado y lleno de gente, la gran mayoría de ella sin mascarillas, solo podía provocar lo que ha provocado. La apertura del interior de los bares, más de lo mismo. Quizá se haya medio salvado la temporada, lo dudo mucho, pero eso ha provocado que en Septiembre y para lo quede de pandemia, las discotecas van a permanecer cerradas si o si, los bares lo mismo a medida que avancen los contagios (y avanzarán ya que no hay ni va a haber más confinamientos), y en cuánto a los hoteles, mal futuro les espera viendo que no sé qué extranjero va a querer venir aquí a hacer turismo siendo una vez más, el país occidental más golpeado por la pandemia. Pan, aunque duro, para hoy y hambre para mañana. La idea que ha calado en la gente, y que podemos ver en el día a día, es la de llevar mascarilla en espacios abiertos y quitárnosla en cuanto llegamos al espacio cerrado, ya sea éste un bar o una reunión familiar. Todo al revés.

Bien

Mal


Respecto al tema rastreadores y atención primaria poco hay que decir que ya no sepamos. Los rastreadores han funcionado mal que bien en alguna comunidades como Asturias, pero en otras, como Madrid, ni ha habido, ni hay, ni se les espera. La eternamente infradotada atención primaria por su parte, ha permanecido prácticamente cerrada todo este tiempo, dejando a su suerte, en cuanto al coronavirus y a cualquier otro problema de salud, a la población. La parte asistencial que más tenía que potenciarse es la que más ha sido debilitada. Ahora bien, que bonito queda el montar un hospital nuevo para pandemias, que foto tan chuli sale. 

La gestión que se realiza al detectar un caso positivo es oscura y confusa. ¿Alguien sabría explicarme cuánto es el tiempo actual de cuarentena en caso de positivo? ¿Cada cuánto se realiza otra PCR? ¿Se considera igual si tengo síntomas o si no los tengo, a la hora de la frecuencia de las PCR y extensión de la cuarentena? ¿Cuántas PCR negativas tienen que dar para considerarme “curado”? ¿Qué es un contacto estrecho? ¿Cuánto tiempo ha de estar en cuarentena ese contacto estrecho si da PCR negativa? ¿Cuánto dura la cuarentena de los niños en las clases con algún positivo? ¿Los padres de esos niños han de estar en cuarentena? ¿Van a tener una baja dichos padres o va a ser un sálvese quién pueda? Ahh, que preguntas tan irresolubles, es cómo querer saber que hay después de la muerte o si va antes la gallina o el huevo (esta última la tengo bastante clara, como alguien de por aquí ya sabe😜).

Mientras todo esto ocurre, su único interés desde el primer momento ha sido el quitarse las culpas de encima y echar los muertos, nunca mejor dicho, al otro. Qué triste.


Población

Nosotros. Oh nosotros, seres inocentes de luz que nunca jamás tenemos culpa de nada. Nuestros malvados líderes nos obligan a actuar mal y nos llevan siempre por el mal camino. Nos enferman, nos mienten, nos controlan, ¡ay qué desgracia! Qué impotencia el no tener raciocinio ni sentido común, qué lástima no poder controlar individualmente nuestros actos.

Yo, irredento sociópata, sabía que éramos mayormente gilipollas. Pero el nivel de gilipollez que hemos alcanzado me ha sorprendido profundamente. 

Estaría bien distinguir aquí a los diferentes tipos de bobos que nos vamos encontrando.

En primer lugar, y muy destacado sobre los demás, está el negacionista. Ya hablé de él un post anterior. Puedo llegar a entender que dude del origen de la pandemia. Tolero que crea que es algo controlado por élites superiores (jiji, poco conoce a las élites me parece a mi). Pero lo que no aguantaré nunca, es que niegue la importancia del impacto de la enfermedad en la sociedad y el sistema sanitario. A mí, me han llegado a decir a la cara que el hospital nunca se llegó a saturar, y qué la situación que vivimos entre marzo y abril era la misma que vivíamos otros años con la gripe. Si, ese personaje sabía que trabajo en un hospital. Cómo me gustaría que nos acompañara en una jornada de trabajo en una UVI o una planta Covid. Cuánto me gustaría que sintiera el agotamiento físico y mental que sufren mis compañeros y compañeras. Métete en tus foros de mierda y suelta allí todas las sandeces que se te ocurran, pero ten la decencia y el respeto de callarte cuándo hables con profesionales sanitarios sobre el tema. Estos personajes derivaron en un momento dado en antimascarillas, teniendo uno que aguantar memeces tales como que causa hipoxia, que provoca acidosis respiratoria permanente o que provoca autoinfecciones respiratorias. Yo que llevo diez años trabajando a diario con mascarilla debo de estar ya en las últimas. Si amigos, algo tan simple como una mascarilla es el elemento básico de prevención en cualquier infección respiratoria, pero supongo que algo tan simple no encaja en sus complicados mundos de conspiraciones internacionales. Yo veo dos opciones, o te crees más listo de lo que eres, o eres un egoísta que no es capaz de aguantar la “molestia” que supone el llevar una mascarilla. 

Su conspiranoico de cabecera


Más peliagudo es el tema de la vacuna. Una reciente encuesta del CIS reveló que el 40% de la población no se pondría la vacuna al principio de la campaña de vacunación una vez que ésta esté disponible. Habría que ver también los que no se la pondrían nunca. Bien, muy bonito. Así que tú, en una postura nada egoísta, prefieres esperar a que se la pongan primero otros compatriotas (incluyendo familiares y amigos), no sea que les pase algo y así yo me libro. Muy generoso, primero que se la pongan los pringados, y ya cuando vea que todo va bien es mi turno. Amigo, cuando se comercialice la vacuna, ésta habrá pasado por una serie de fases que no pienso explicar, pero que ya habrán demostrado la eficacia y seguridad de la misma. Estamos hablando de ciencia sería y no del programa de Ana Rosa. Y tu responderás, “ya, pero es que no me fío, la han sacado deprisa y corriendo y no tengo confianza”. Pues lamento decirte que todo el sistema en el que vivimos, lo que hace que funcione y siga hacia delante, lo que hace que todos podamos seguir con nuestras vidas, se basa en la confianza y la fe. Si. Te levantas y te duchas y lavas los dientes, confiando en que la potabilizadora hayan controlado el agua que llega a nuestros grifos. Coges el ascensor confiando en que el técnico haya revisado bien el mismo. Circulas con el coche por la ciudad confiando en que hayan programado bien el tráfico a través de los semáforos, confiando en que nadie se salte un semáforo en rojo que te cueste la vida. En el hospital te pones el medicamento confiando en que dosis y producto sean en realidad los que dice el fabricante, que la enfermera lo haya preparado y administrado bien, que el médico sepa lo que ha prescrito. Comes confiando en las medidas de seguridad que ha pasado cada alimento. Montas en avión confiando….. Etcétera, etcétera, etcétera. Todo lo que hacemos a diario se basa en la confianza, consciente o subconsciente, que tenemos en el trabajo de los demás. Sin eso no podríamos vivir. Además de todo esto, me pregunto cuál es la alternativa que entienden que hay si no piensan ponerse la vacuna. ¿Creen que la pandemia va a desaparecer mágicamente por si sola o piensan estar en el actual estado socioeconómico y sanitario eternamente? ¿Cómo creen que se va a solucionar ésto si no es mediante una vacuna?

Otra buena ración de bobos que tuvimos y tenemos que aguantar, son los llamados policías de balcón. Qué turra dieron. El fin del mundo iba a llegar cuándo dejaron salir a los niños después de que estuvieran dos meses encerrados. El fin del mundo iba a llegar cuándo se permitió salir a la gente a la calle a hacer deporte. Qué no señor, que el riesgo de contagio al aire libre es mínimo. Céntrese en lo suyo y deje vivir a los demás.

Y luego, estamos el ciudadano de a pie. Todos nos hemos lanzado cual cerdos en lodazal a disfrutar del verano como si nada hubiera pasado y nada fuera a pasar. Todos nos hemos  juntado en reuniones familiares o de amigos, de más o menos miembros, en espacios cerrados. Todos hemos repartido besos y abrazos. Muchos han ido a discotecas solo por el hecho de que éstas están abiertas, aún sabiendo el riesgo que suponen. Todos hemos y estamos haciendo cosas que están mal. No es cuestión de culpabilizar a la gente por intentar volver a la vida de antes, pero todos deberíamos en mayor o menor grado reflexionar sobre nuestros actos y hacernos responsables de los mismos. Todos hemos pecado de egoístas e irresponsables. No todo es siempre culpa de los demás, habrá que asumir de vez en cuando nuestra parte de culpa. Insisto además, en que aquí el problema es la repercusión que nuestros actos tienen en los demás, no la que tienen sobre ti mismo.


Sentimientos

Creo que la principal sensación, el primer sentimiento que me viene a la cabeza es el miedo. Miedo al futuro, a si habrá un más allá, a si habrá un después que se parezca en algo al antes. Miedo al pensar en los posibles movimientos sociales que pueda acarrear el estar así algunos años. Miedo al intentar prever el futuro que le pueda esperar a mis hijos y a mi mismo. Miedo a no volver a tener ocio, a que la vida se convierta en esta sucesión continua de ir del trabajo a casa y de casa al trabajo, a este vacío de emociones que parece ya eterno. Miedo a no conocer ya a más gente, a olvidar  a los conocidos que están lejos. Miedo a amargarme y amargar a los demás, miedo a dejarme ir. Miedo real a que está pesadilla no acabe nunca, a que detrás solo esté el vacío.

A menudo, el miedo se convierte en astenia. Cascos sobre los oídos, mirada abajo y evasión. Frío absoluto a lo que pase a mi alrededor. Importancia cero a lo que ocurra con el país y la enfermedad, con los conocidos más cercanos incluso. Reclusión en mi mismo y a mi alrededor un muro de hielo.

En ocasiones, el muro se rompe y lo que surge de dentro es la rabia. Rabia al ver a mi mujer llegar a las once de la noche a casa después de batallar todo el día contra la enfermedad, mientras tengo que aguantar a toda una piara de subnormales por la redes sociales. Rabia al ver el esfuerzo y trabajo de unos, y el pasotismo de otros. Rabia por mis hijos, por no poder hacer todas las actividades que tenían programadas en el cole, por esa infancia cortada de raíz de un día para otro. Rabia al ver en lo que se está convirtiendo está sociedad, en el egoísmo que ya es endémico. Rabia por no poder viajar y conocer, por no poder quedar y hablar, por no poder emborracharme y olvidar.

Cuando acaba la rabia llega la impotencia. El saber que nada está en tu mano, que solo puedes esperar y esperar. Que nada va a cambiar por mucho que hagas o digas.

El futuro ahora mismo parece oscuro, la esperanza es algo débil y efímero. 

Vamos a salir mejores decían. Yo lo que veo es cada vez más distancia y crispación, más acentuación de las diferencias que unión a través de lo común. Más egoísmo y envidia. Más miedo e ignorancia. Más charlatanes y crédulos.

Salir decían….

Mejores decían…..


En el fondo sé que volveremos a ésto


“Para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada" (Edmund Burke)


miércoles, 19 de agosto de 2020

Deseos despistados

Despertador desconectado. Despierto desnudo deseando descansar. Descarto desayunar. Desciendo desdichado. Deseo despistarme: ¡desaparecido desubicado! Desvaríos deslavazados descartados.

Despacho desmotivado. Despido despistado.

Desando  destrozado.

Desconexión, Despensa. Desperados deslizándose, destilados desmadrándome.  ¡Descubrimiento! ¡Deslumbre! Destino despiadado. Deseos despedazándome. Desnudarla despacio. Desabrocharla descubriendo destinos. Desvestirla desvergonzado. Despeinarla desatado, destrozarnos desenfrenados. Despertarnos desaliñados. Desayunarla desbocado. Desfogar desfigurado. Desmontarme destrozado.

Desidia desterrada:
- “ Despistémonos. Descúbreme.”
- “ Descartado”, desairada.

Desdén desmoralizante. Desasosiego. Despecho. Desorbitado destrozo. 
Descorches desnortados.  Destilados desahogándome.

Desando destrozado.

Despáchome desmotivado.

Despertador desconectado. Despierto desnudo deseando descansar.

martes, 28 de julio de 2020

El poeta Halley

Hoy quiero pedir un favor. Antes de empezar a leer, es imprescindible que escuchéis primero la canción que acompaña al post ya que es el eje principal del mismo. Es una de mis canciones favoritas, en este momento puede que la que más. Así que los que estéis leyendo ésto desde el móvil activad la opción ver en versión web que está al final del todo del post para poder ver el vídeo, y los que lo tengáis ya disponible simplemente dad al play y escuchad la canción. Gracias.




“Me atraparás al vuelo
Y nunca a la pared
Y si me dejas aire
En tus líneas dormiré
Palabras de una musa
De baja maternal”


Pasar a palabras las ideas que rondan tu interior. ¿Puede haber algo más bonito y a la vez más difícil? Sabes que están dentro de ti, las notas burbujear en tu cabeza, parece que quieren salir y volar libres, pero, cuanto más te esfuerzas por liberarlas, más difícil es conseguirlo. Te sientas delante del papel o de la pantalla, comienzas a escribir, te esfuerzas. Lo lees y ves que no funciona, lo notas espeso, artificial, sucio. Es inútil forzar la inspiración cuándo ésta no está ahí. ¿Estaré seco? ¿Habré contado todo lo que tenía que contar? Sientes la angustia crecer. Sales a dar un paseo, a escuchar música, ves una serie, un partido de fútbol, juegas con tus hijos. Y de repente, plas, ahí está. La chispa, el brote. Hay algo que quieres contar, las ideas te salen solas, van más rápidas de lo que pueden llegar a escribir tus dedos. Lo que tanto estabas buscando aparece por sí solo cuándo menos te lo esperas. La idea, las palabras adecuadas siempre habían estado ahí, en tu interior. No las fuerces y ellas solas brotarán libres. 


“Puede que al fin me conozca muy bien
Si fueran puntos grises mis rarezas
Cada tara que creé
De seguirlos con un lápiz al final
Verías mi cara en el papel”

Tímido, serio, extremadamente obsesivo, tranquilo aunque en ocasiones explosivo, inseguro socialmente, excesivamente seguro intelectualmente. El retrato de mis fantasmas. Toda la vida luchando contra ellos, contra tus miedos, contra tus rarezas y manías, contra tu forma de ser. Intentando evitar ser como realmente eres para poder ser como crees que a los demás les gustaría que fueras. Abraza tus imperfecciones, son lo que te hacen único. Acéptalas, asúmelas. No luches contra tu forma de ser porque eso solo te va a generar frustración. Conoce cuáles son tus fantasmas, porqué están ahí y qué provocan en ti. No sufras por tenerlos, todos tenemos los nuestros. Acéptalos y con ello provoca que conocer tus debilidades sea una de tus fortalezas. 


“Por eso
Estoy por aquí otra vez
Rebuscando en mi almacén esa palabra
Cónsul de mi timidez
Ojalá encuentre la forma
Más me vale
Tengo un tema que acabar”

Nos atrevemos a decir cosas por escrito que cara a cara nunca diríamos por pura timidez y pudor. Nos escondemos detrás de la pantalla para que ella hable por nosotros. Sueltas lo que tengas que decir y puedes alejarte y coger aire, no tienes porqué enfrentarte a la reacción de la persona con la que hablas, no hay porqué temer a tu propia reacción. Un wasap como emisario de lo que sentimos y pensamos, como enviado especial de nuestros odios y pasiones, sin la necesidad de pisar el terreno pantanoso en persona. Un wasap que se lanza como la bengala del náufrago, que suplica sin mostrar, que muestra sin enseñar.


“Si no aparece nunca
O entiendo que no di con la palabra justa
Y cuando al fin la encuentro llega aquel mar de dudas
Si cuando me decido tú me detienes siempre
Me aprietas justo aquí y dices no
Mi leal traidora, inspiración
Cuando apareces menos hoy”

Escribiendo…en línea. Escribiendo…en línea. Morderse la lengua como forma de vida. No decir más de lo que debes para no herir o para no herirse. Callar lo que probablemente solo te dé problemas. La vida se compone mucho más de lo que callamos que de lo que decimos, de fantasear con lo que habría pasado si hubiéramos dicho aquello, con las consecuencias de no callar lo que en este momento pensamos o sentimos. Hay mucho más oculto dentro de nosotros de lo que jamás admitiremos a nadie.


“Te quedarás dormida
Menuda novedad
Es peor mi geniocidio
Cuando no te dejo hablar
En la autopista de la vida
Si te saltas la salida hay que esperar”

Evidentemente que determinados trenes solo pasan una vez. Oportunidades que dejamos escapar y oportunidades que dejamos que se vayan solas. Oportunidades que no supimos aprovechar y oportunidades que era imposible aprovecharlas. Oportunidades que solo llevaban a la perdición y al caos. Qué fantasía el poder pensar lo que hubiera sido desde la comodidad de nuestra tierra firme. Qué maravilla reescribir el pasado desde la seguridad del que se siente a salvo. Y si volvieras atrás ¿Cogerías esa salida? Apuesto a que no. Queremos los pies en el suelo y la cabeza en las nubes. Dinero en el banco y un hogar donde volver por la noche. 

Salidas que a veces es mejor no coger


“Puede
Que no haya aprendido a aceptar
Que escuadrones de moral judeocristiana
Con su culpabilidad
Nos seguirán por tierra, por el aire
Y sobre todo por amar”

Desde muy pequeño te meten en la cabeza, o más bien nos lo metemos nosotros mismos por simple observación e imitación de nuestro entorno, la idea de la culpa por lo que sentimos y pensamos. La culpa por gustarte alguien del mismo sexo. Culpa por no sentir afecto por quién se supone que deberías. La culpa por enamorarse de quién no debes cuando no debes, como si eso fuera controlable. La culpa por no seguir las pasos que otros tenían marcados para ti. La culpa por perder el tiempo en cosas que los demás piensan absurdas. Culpa por lo que la gente entiende de lo que tú dices o haces. Esa horrible sensación de escrutinio constante que cae sobre nosotros y que en ocasiones pesa y ahoga con fuerza.


“Puede
Que esté demorando la acción
A los doce tuve un sueño en que ganaba
Pero el sueño me venció
Desde entonces mis derrotas son las huellas del carnet
De ese tal yo”

Y qué es la vida si no una sucesión de derrotas. Derrotas pequeñas y derrotas enormes. Derrotas pasajeras y derrotas trascendentales. Derrotas bien visibles y derrotas interiores. Derrotas que marcan, que forjan, que hacen, que guían, que iluminan el camino. Que se clavan como puñales, que resbalan como lluvia. Derrotas que son victorias, victorias que cambiaríamos por cien derrotas. Derrotas que son la vida. La vida que son derrotas.


La derrota como forma de vida


“Ahora escúchame
Ya he encontrado la palabra justa
Mejor prepárate
Tiene algo que a todos asusta
Sí, la voy a soltar
La quiero soltar
Pronunciaré 'esperanza'
La gritaré por dentro si es lo que hace falta
La escribiré mil veces, me alejaré de espaldas
Quizás de repetirla algo me quede
No puedo permitir tu negación”

Y pese a todo, seguimos caminando. Pese a todas las piedras en el camino, pese a todos los pasos en falso y las vueltas en círculos seguimos hacía delante. Nada nos quita la ilusión por el mañana. Nada nos quita la esperanza por las cosas que están por venir, desde las más pequeñas a las más trascendentales. No hay fuerza más potente que mueva el mundo que el ver amanecer otro día con la ilusión del porvenir. Por muy oscuro que esté nuestro alrededor sabemos o deseamos que hay una luz esperándonos al otro lado de la curva.


“Mi leal traidora inspiración
De intermitente aparición
Como un ángel hallado en un ascensor
Qué bien funcionas como recuerdo”


Y qué bien está ahí, tranquilo, el recuerdo. Qué placer volver a él cuando nos plazca, saber que va a estar ahí, quieto, inamovible, solo para nosotros, enteramente a nuestra disposición. Qué arte para dulcificar el pasado, para quedarnos solo con lo queremos, para limar todas las impurezas y matices y quedarnos simplemente con una superficie brillante. Qué diferente era la realidad, que distinta sería esa idealización si hubiera llegado hasta hoy. Qué hartos estaríamos de esa rutina que hoy evocamos con nostalgia. Que tóxica y aburrida esa relación que rememoramos como perfecta y pasional. Qué mundana y vulgar la persona que recordamos como única. Qué daño nos haría en el presente ese pasado nostálgico.


“Todas las canciones hablan de tí." Lorena Pacheco. 


miércoles, 24 de junio de 2020

Antivacunas

“Pueblos del mundo: ¡extinguíos!
Dejad que continúe la evolución.
Esterilizad a vuestros hijos
Juntos de la mano hacia la extinción.”



Sinceramente, creía que nunca lo vería en España. Pensaba que más allá de los cuatro imbéciles que corresponden debido a la naturaleza intrínseca de la distribución normal, que tan bien explicó Gauss, esta corriente de gilipollas no nos acabaría llegando. Pero la ola ya nos ha salpicado y amenaza con extenderse. Han llegado los antivacunas.

He intentado resistirme. No he polemizado ni he discutido nunca con ninguno a través de las redes sociales, donde ahora parece que brotan como setas. Hasta hace poco tiempo, nunca había tenido el disgusto de cruzarme cara a cara con ninguno, o al menos, habían tenido la suficiente vergüenza como para callarse y no hacer el ridículo públicamente delante de sus conocidos, ya se sabe que las perversiones y parafilias se deben dejar para el ámbito privado. Pero ya no aguanto más, es inútil evadir el tema y retrasar lo inevitable. Siento que me empiezan a rodear, noto que acechan en las esquinas, permanecen agazapados detrás de los arbustos dispuestos a asaltarme al más mínimo descuido. Aquí acaba mi silencio, aquí comienza el odio y la furia, aquí se desata la tormenta y se abre la tierra reventada por la fuerza del magma de su interior.

Antivacunas: Sois la mayor escoria que hay sobre la faz de la tierra, cosa que tiene un mérito enorme viendo la cantidad de auténticos hijos de puta que pueblan este planeta. El asco y desprecio que siento hacía vosotros es algo casi físico. Os voy a detallar paso por paso los motivos, intentaré que sea en términos que hasta vuestra mermada lógica pueda llegar a entender.

Sois unos completos ignorantes. De verdad, absolutamente ignorantes. Solo os bastaría con mirar los índices de esperanza de vida y su evolución a lo largo de la historia tanto en los países avanzados como en los del tercer mundo. Bastaría con echar un vistazo rápido a la evolución de la mortalidad infantil en cada esquina del mundo. Bastaría con que conocierais mínimamente la historia de algunas enfermedades y sus vacunas, como la viruela. Bastaría con que mirarais a vuestro puto alrededor y vierais el nivel de salud pública que hemos alcanzado en comparación con lo que había en cualquier otro punto de nuestra historia. Nunca, ni por asomo, hemos vivido mejor que ahora. Bastaría con que dierais un paseo por África a preguntar lo que suponen allí las vacunas. Bastaría con que preguntarais a vuestros abuelos sobre lo que era la Polio. Que las farmacéuticas quieren ganar dinero, decís. Nos ha jodido, es un negocio, enhorabuena por vuestro gran descubrimiento. Un negocio que a cambio de sus enormes y enormes y enormes beneficios, nos ha traído un nivel de vida y salud que nos hubiera parecido ciencia ficción hace apenas cien años. Ahora hay enfermedades que antes no existían, decís. Claro, enfermedades que antes no teníamos los medios de descubrir pero que mataban igual, eso sí no te mataba antes una infección de muelas con veinte años, siendo el único de tus cuatro hermanos que ha sobrevivido a su primer año de vida.

Evolución de la esperanza de vida En España, Etiopía y Tailandia

Sois unos egoístas. Pero del egoísmo malo además, del que hace daño. Vuestra negligencia puede provocar consecuencias terribles para el resto de la población, reactivando enfermedades que estaban casi erradicadas, provocando brotes allí donde no los había. Vuestra falta de solidaridad perjudica la salud pública (que significa de todos, ¡De todos, imbéciles!) causando enfermedades y muertes a terceras personas ajenas a vuestra inconsciencia. ¿Libertad individual? Esa termina cuando tus acciones provocan daño a los demás.

Sois unos vanidosos. Os creéis los más listos, los por encima de la media, a los que no pueden engañar. La última resistencia en este mundo ciego. Los que saben la verdad, los únicos que se informan, los que no se tragan las mentiras y engaños de los que “de verdad mandan”. Los elegidos. El resto somos solo rebaño. Os creéis especiales y lo que sois es especialmente imbéciles. Esa necesidad de sobresalir, de destacar, solo denota un tremendo complejo de inferioridad. No sois más listos, creedme. La basura magufa que os tragáis sin rechistar tiene una agenda y unos intereses bien marcados que vosotros, al parecer, ni oléis. Me daría hasta pena si no me diera tanto asco. 

Evolución de la mortalidad infantil en diferentes lugares del mundo

Sois superficiales. No tenéis ni la más mínima idea de lo que está en juego, de lo que supone para los más desfavorecidos una buena salud pública. De las mejoras que ha supuesto para la calidad de vida de tanta gente. De lo que suponen las enfermedades infecciosas en el tercer mundo. Vosotros y vuestros problemas del primer mundo, del que lo tiene todo y lo da por hecho y se aburre.

Sois nocivos. Confundís con vuestras mierdas a gente inocente que, ya sea por verdadera ignorancia o por la pérdida de esperanza, creé realmente en la basura que promulgáis. El daño de que se expandan vuestras creencias puede ser terrible, un retroceso social como nunca hasta ahora habíamos conocido.

Sois ridículos. “Lo natural es lo bueno, muerte a lo químico”. Es que es tan ridículo que me da hasta pereza exponer nada. Natural como el botulismo o el cólera, como la cicuta o como que te muerda un caimán en los cojones. Química como la penicilina o la anestesia. Natural como no tener acceso a una alimentación variada y equilibrada debido a que los alimentos se estropean antes de llegar a donde tú vives por no poder usar conservantes químicos.

Ned Flanders tampoco quería vacunas para sus hijos. Todo está en Los Simpsons.

Majaderos, me vais a encontrar siempre enfrente y hostil, no pienso tolerar cerca a ninguno de vosotros. Sois un tumor que afecta a la sociedad, pero no hay porque preocuparse a los tumores se los elimina con ciencia.