sábado, 31 de octubre de 2020

La felicidad

“Estoy muy cerca de perder
Y aunque no sé muy bien el qué
Lo noto cada vez más lejos, casi no lo puedo ver
Así que manda una señal
Algo que sirva como luz”




Supongo que estos días, días que ya se están alargando demasiado, están siendo para todos oscuros y difíciles. Son días de zozobra e incertidumbre, de miedos y tragedias. Días de incomprensión sobre nuestro propio destino, sobre lo frágil y azaroso del mismo y de incomprensión, en muchas ocasiones, sobre las acciones e ideas de los demás. Días de cuestionarse todo, de dudar, de buscar motivos y motivaciones. Días de renegar y patalear, días vacíos. Son días de plantearse si somos felices.

Pero, ¿qué es la felicidad? Según la primera acepción de la RAE, “felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física.” Pues no pide nada. Vamos por partes.

Lo primero que podemos ver es que felicidad es un estado. Es decir, es una base, un fondo, una estructura más o menos estable sobre la que nos mantenemos. Los estados, pese a que son necesariamente transitorios, no son momentos puntuales de estallido o apagón. Por lo tanto, la felicidad, al contrario que la alegría, no es algo puntual o expansivo que suela manifestarse exteriormente. La felicidad tiene, o al menos debería tener, cierta estabilidad ante los avatares y circunstancias que nos vamos encontrando por el camino. La felicidad, por lo tanto no es contraria tampoco de la tristeza. Ambas pueden convivir perfectamente, se puede estar triste puntualmente y sin embargo, de fondo, seguir siendo feliz.

¿Ésto es felicidad o es alegría?


La segunda parte de la definición nos dice “grata satisfacción”. Satisfacción puede significar  sensación de plenitud, sentimiento de trabajo bien hecho y deber cumplido. Es, de nuevo, algo muy íntimo e interior.

La tercera y última parte dice “espiritual y física”. De la parte espiritual ya hemos hablado, pero aquí entra en juego la parte física. Física no se refiere necesariamente a estar satisfechos con nuestro físico, nuestro aspecto exterior, pese a ser éste un factor. Satisfacción física se refiere más bien, a la ausencia de problemas físicos o de salud o a la aceptación de los mismos en caso de haberlos. Así, el que haya problemas de salud no impide necesariamente la felicidad si somos capaces de comprenderlos y convivir con ellos.

Y ahora que sabemos lo que significa, vayamos a lo concreto.

¿Qué te hace a ti feliz?

Cada uno encuentra, o al menos trata de hacerlo, la felicidad en cosas diferentes. 

Aquí encuentra Waylon Smithers su felicidad. Todo está en Los Simpson


Hay quien busca la felicidad a través de proyectar hacía afuera una imagen exterior. Esta imagen puede ser de éxito profesional mediante el puesto y el tipo de trabajo alcanzado, el cargo y la responsabilidad del mismo, o del sueldo percibido. Puede ser una proyección de éxito personal mediante, por ejemplo, nuestra pareja o mediante la posición de poder que tenemos hacía determinadas personas. O puede ser también una proyección intelectual demostrando nuestra inteligencia o humor. Pero también puede ser una imagen más física, relacionada más con nuestro propio aspecto y con gustar mediante él.

Hay quien encuentra la felicidad en el aislamiento interior o grupal. En muchas ocasiones, tanto la gente cercana como el entorno pueden provocar mucho daño y sufrimiento, tanto de manera voluntaria como, sobre todo, involuntaria. Así, el aislarse de ese ruido en mundos más conocidos y controlados suele conllevar un estado de mayor calma y felicidad. Ese aislamiento no tiene porqué ser necesariamente individual, como ya he dicho, muchas veces ese aislamiento es grupal y de nicho, un grupo de personas con la que compartir gustos y aficiones lejos de la mirada y juicio de los demás. Felicidad como sentimiento de pertenencia.

También puede haber felicidad a través del éxito académico o profesional. Ojo, esto no es lo mismo que lo dicho en el primer punto. El primer punto habla de proyectar hacía fuera éxito, ya sea éste real o ficticio, aquí hablamos de éxito autoexperimentado e interior, de autorrealización. El lograr alcanzar con éxito las metas académicas que nos imponen y nos autoimponemos. El lograr tener un trabajo que nos satisfaga en lo posible económica e intelectualmente. El “conquistar” a la persona de la que nos enamoramos o que simplemente queríamos conquistar.

Felicidad a través de los demás. Según la propia RAE en su segunda acepción, felicidad es la “persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. Mi familia es mi felicidad.” Alcanzamos la felicidad a través de la felicidad de los que nuestro alrededor. De nuestras parejas, nuestro padres y hermanos, nuestros amigos, nuestros hijos. Somos más felices si a ellos les va bien, o ,al menos, si no les va mal. Somos felices con su simple compañía o con el mero hecho de saber que están ahí, andando por el mundo cerca de nosotros. Somos felices al refugiarnos en ciertas personas. A veces basta con estar cerca de ellas de la forma más banal o ligera, a veces, abriéndose en canal y llegando al interior de uno mismo.

A veces la felicidad es simplemente un paisaje, un recuerdo. Una imagen exterior o mental que nos recuerda a algo o alguien, que nos calma y tranquiliza. Que nos protege y reconforta.

Aquí está parte de mi felicidad


Cada uno mezclamos en la proporción que queremos estos “ingredientes” para alcanzar nuestra propia felicidad. La proporción de cada uno de ellos no es algo estable o inmutable, nos apoyamos en mayor o menor medida en unos u otros según las circunstancias del momento o de la etapa vital en la que estemos. 


Si uno no sabe a qué puerto navega, ningún tipo de viento le es favorable” Séneca.


PD: Este post ha nacido gracias a un sueño. Tanto la idea como la base parten de lo vivido y hablado en él. Curioso como funciona nuestro subconsciente.


jueves, 24 de septiembre de 2020

El suicidio colectivo

“I know we've got to get away
Someplace where no one knows our name
We'll find the start of something new”




Vamos a salir mejores.

Vamos a salir mejores decían los hijos de puta.

Supongo que era una simple frase de ánimo, un lema. Pero pensándolo ahora mismo no sé si me dan más ganas de reír o de llorar. Mejores. Salir. Je. 


Gobernantes

Después de dos meses confinados a cal y canto salvo para ir a trabajar, a principios de junio parecía que teníamos la epidemia más o menos controlada. Los hospitales estaban vacíos, no había prácticamente muertes, muchas zonas del país presentaban cero contagios y las demás muy pocos casos. El dinero fluía procedente de Europa. Todos sabíamos que en invierno llegaría muy probablemente una segunda ola del bicho, así que teníamos bastante tiempo por delante para prepararnos.

Bien, ¿que medidas había, entonces, que tomar? ¿En qué emplear ese tiempo y dinero?

Cualquiera con un mínimo básico en salud pública y atención sanitaria sabrá que, desde la convención de Ottawa de 1986, la base de un buen nivel de salud es la prevención que se logra mediante la atención primaria. Ésto es el evitar la aparición de la enfermedad gracias básicamente a, en primer lugar una buena educación sanitaria en hábitos y actitudes saludables poblacionales, y en segundo lugar a unos buenos sistemas de prevención precoz provistos por el sistema sanitario. 

¿En qué se traduce esto hablando de la situación que teníamos en junio? Pues en primer lugar en haber gastado los cuartos en una campaña masiva por tierra, mar y aire (televisión, prensa y radio) educando y explicando bien a la población las conductas diarias adecuadas para evitar contagiar y contagiarse. Explicar que había que evitar a toda costa los espacios cerrados y concurridos y más aún sin mascarilla, evitar la costumbre española de dar besos al saludarse o besar a los niños, evitar las reuniones familiares en espacios cerrados y sin mascarilla, el uso de mascarilla obligatoria en todos los centros de trabajo cerrados. Fomentar más aún el empleo de terrazas y espacios al aire libre de los locales de ocio al estilo de lo hecho en Nueva York (miren cómo estaban allí y cómo están ahora, y miren las medidas de este tipo que tomaron), apertura total de parques, rebajar la importancia de la posibilidad de contagio en superficies… En fin, como viene demostrando la evidencia científica, fomentar todo lo que sea al aire libre, y limitar todo lo que sea en espacios cerrados y los contactos estrechos. En segundo lugar, evidentemente, había que contratar y formar rastreadores como si no hubiera un mañana (no lo había). A todo esto habría que añadirle la potenciación al máximo posible de la atención primaria, primer dique de contención y fuerza de choque fundamental de la salud pública.

¿Qué se hizo en realidad? Gastar todo el dinero y más en créditos al sector hostelero y turístico, (crédito a comenzar a pagar el año que viene), y fomento tanto a nivel nacional como internacional de que saliéramos todos a los bares y hoteles cómo si aquí no hubiera pasado nada. La intención de fondo es buena, salvar un pilar fundamental de la economía nacional, pero el resultado a medio y largo plazo era y es claramente pésimo. La apertura total de discotecas, que son un espacio cerrado y lleno de gente, la gran mayoría de ella sin mascarillas, solo podía provocar lo que ha provocado. La apertura del interior de los bares, más de lo mismo. Quizá se haya medio salvado la temporada, lo dudo mucho, pero eso ha provocado que en Septiembre y para lo quede de pandemia, las discotecas van a permanecer cerradas si o si, los bares lo mismo a medida que avancen los contagios (y avanzarán ya que no hay ni va a haber más confinamientos), y en cuánto a los hoteles, mal futuro les espera viendo que no sé qué extranjero va a querer venir aquí a hacer turismo siendo una vez más, el país occidental más golpeado por la pandemia. Pan, aunque duro, para hoy y hambre para mañana. La idea que ha calado en la gente, y que podemos ver en el día a día, es la de llevar mascarilla en espacios abiertos y quitárnosla en cuanto llegamos al espacio cerrado, ya sea éste un bar o una reunión familiar. Todo al revés.

Bien

Mal


Respecto al tema rastreadores y atención primaria poco hay que decir que ya no sepamos. Los rastreadores han funcionado mal que bien en alguna comunidades como Asturias, pero en otras, como Madrid, ni ha habido, ni hay, ni se les espera. La eternamente infradotada atención primaria por su parte, ha permanecido prácticamente cerrada todo este tiempo, dejando a su suerte, en cuanto al coronavirus y a cualquier otro problema de salud, a la población. La parte asistencial que más tenía que potenciarse es la que más ha sido debilitada. Ahora bien, que bonito queda el montar un hospital nuevo para pandemias, que foto tan chuli sale. 

La gestión que se realiza al detectar un caso positivo es oscura y confusa. ¿Alguien sabría explicarme cuánto es el tiempo actual de cuarentena en caso de positivo? ¿Cada cuánto se realiza otra PCR? ¿Se considera igual si tengo síntomas o si no los tengo, a la hora de la frecuencia de las PCR y extensión de la cuarentena? ¿Cuántas PCR negativas tienen que dar para considerarme “curado”? ¿Qué es un contacto estrecho? ¿Cuánto tiempo ha de estar en cuarentena ese contacto estrecho si da PCR negativa? ¿Cuánto dura la cuarentena de los niños en las clases con algún positivo? ¿Los padres de esos niños han de estar en cuarentena? ¿Van a tener una baja dichos padres o va a ser un sálvese quién pueda? Ahh, que preguntas tan irresolubles, es cómo querer saber que hay después de la muerte o si va antes la gallina o el huevo (esta última la tengo bastante clara, como alguien de por aquí ya sabe😜).

Mientras todo esto ocurre, su único interés desde el primer momento ha sido el quitarse las culpas de encima y echar los muertos, nunca mejor dicho, al otro. Qué triste.


Población

Nosotros. Oh nosotros, seres inocentes de luz que nunca jamás tenemos culpa de nada. Nuestros malvados líderes nos obligan a actuar mal y nos llevan siempre por el mal camino. Nos enferman, nos mienten, nos controlan, ¡ay qué desgracia! Qué impotencia el no tener raciocinio ni sentido común, qué lástima no poder controlar individualmente nuestros actos.

Yo, irredento sociópata, sabía que éramos mayormente gilipollas. Pero el nivel de gilipollez que hemos alcanzado me ha sorprendido profundamente. 

Estaría bien distinguir aquí a los diferentes tipos de bobos que nos vamos encontrando.

En primer lugar, y muy destacado sobre los demás, está el negacionista. Ya hablé de él un post anterior. Puedo llegar a entender que dude del origen de la pandemia. Tolero que crea que es algo controlado por élites superiores (jiji, poco conoce a las élites me parece a mi). Pero lo que no aguantaré nunca, es que niegue la importancia del impacto de la enfermedad en la sociedad y el sistema sanitario. A mí, me han llegado a decir a la cara que el hospital nunca se llegó a saturar, y qué la situación que vivimos entre marzo y abril era la misma que vivíamos otros años con la gripe. Si, ese personaje sabía que trabajo en un hospital. Cómo me gustaría que nos acompañara en una jornada de trabajo en una UVI o una planta Covid. Cuánto me gustaría que sintiera el agotamiento físico y mental que sufren mis compañeros y compañeras. Métete en tus foros de mierda y suelta allí todas las sandeces que se te ocurran, pero ten la decencia y el respeto de callarte cuándo hables con profesionales sanitarios sobre el tema. Estos personajes derivaron en un momento dado en antimascarillas, teniendo uno que aguantar memeces tales como que causa hipoxia, que provoca acidosis respiratoria permanente o que provoca autoinfecciones respiratorias. Yo que llevo diez años trabajando a diario con mascarilla debo de estar ya en las últimas. Si amigos, algo tan simple como una mascarilla es el elemento básico de prevención en cualquier infección respiratoria, pero supongo que algo tan simple no encaja en sus complicados mundos de conspiraciones internacionales. Yo veo dos opciones, o te crees más listo de lo que eres, o eres un egoísta que no es capaz de aguantar la “molestia” que supone el llevar una mascarilla. 

Su conspiranoico de cabecera


Más peliagudo es el tema de la vacuna. Una reciente encuesta del CIS reveló que el 40% de la población no se pondría la vacuna al principio de la campaña de vacunación una vez que ésta esté disponible. Habría que ver también los que no se la pondrían nunca. Bien, muy bonito. Así que tú, en una postura nada egoísta, prefieres esperar a que se la pongan primero otros compatriotas (incluyendo familiares y amigos), no sea que les pase algo y así yo me libro. Muy generoso, primero que se la pongan los pringados, y ya cuando vea que todo va bien es mi turno. Amigo, cuando se comercialice la vacuna, ésta habrá pasado por una serie de fases que no pienso explicar, pero que ya habrán demostrado la eficacia y seguridad de la misma. Estamos hablando de ciencia sería y no del programa de Ana Rosa. Y tu responderás, “ya, pero es que no me fío, la han sacado deprisa y corriendo y no tengo confianza”. Pues lamento decirte que todo el sistema en el que vivimos, lo que hace que funcione y siga hacia delante, lo que hace que todos podamos seguir con nuestras vidas, se basa en la confianza y la fe. Si. Te levantas y te duchas y lavas los dientes, confiando en que la potabilizadora hayan controlado el agua que llega a nuestros grifos. Coges el ascensor confiando en que el técnico haya revisado bien el mismo. Circulas con el coche por la ciudad confiando en que hayan programado bien el tráfico a través de los semáforos, confiando en que nadie se salte un semáforo en rojo que te cueste la vida. En el hospital te pones el medicamento confiando en que dosis y producto sean en realidad los que dice el fabricante, que la enfermera lo haya preparado y administrado bien, que el médico sepa lo que ha prescrito. Comes confiando en las medidas de seguridad que ha pasado cada alimento. Montas en avión confiando….. Etcétera, etcétera, etcétera. Todo lo que hacemos a diario se basa en la confianza, consciente o subconsciente, que tenemos en el trabajo de los demás. Sin eso no podríamos vivir. Además de todo esto, me pregunto cuál es la alternativa que entienden que hay si no piensan ponerse la vacuna. ¿Creen que la pandemia va a desaparecer mágicamente por si sola o piensan estar en el actual estado socioeconómico y sanitario eternamente? ¿Cómo creen que se va a solucionar ésto si no es mediante una vacuna?

Otra buena ración de bobos que tuvimos y tenemos que aguantar, son los llamados policías de balcón. Qué turra dieron. El fin del mundo iba a llegar cuándo dejaron salir a los niños después de que estuvieran dos meses encerrados. El fin del mundo iba a llegar cuándo se permitió salir a la gente a la calle a hacer deporte. Qué no señor, que el riesgo de contagio al aire libre es mínimo. Céntrese en lo suyo y deje vivir a los demás.

Y luego, estamos el ciudadano de a pie. Todos nos hemos lanzado cual cerdos en lodazal a disfrutar del verano como si nada hubiera pasado y nada fuera a pasar. Todos nos hemos  juntado en reuniones familiares o de amigos, de más o menos miembros, en espacios cerrados. Todos hemos repartido besos y abrazos. Muchos han ido a discotecas solo por el hecho de que éstas están abiertas, aún sabiendo el riesgo que suponen. Todos hemos y estamos haciendo cosas que están mal. No es cuestión de culpabilizar a la gente por intentar volver a la vida de antes, pero todos deberíamos en mayor o menor grado reflexionar sobre nuestros actos y hacernos responsables de los mismos. Todos hemos pecado de egoístas e irresponsables. No todo es siempre culpa de los demás, habrá que asumir de vez en cuando nuestra parte de culpa. Insisto además, en que aquí el problema es la repercusión que nuestros actos tienen en los demás, no la que tienen sobre ti mismo.


Sentimientos

Creo que la principal sensación, el primer sentimiento que me viene a la cabeza es el miedo. Miedo al futuro, a si habrá un más allá, a si habrá un después que se parezca en algo al antes. Miedo al pensar en los posibles movimientos sociales que pueda acarrear el estar así algunos años. Miedo al intentar prever el futuro que le pueda esperar a mis hijos y a mi mismo. Miedo a no volver a tener ocio, a que la vida se convierta en esta sucesión continua de ir del trabajo a casa y de casa al trabajo, a este vacío de emociones que parece ya eterno. Miedo a no conocer ya a más gente, a olvidar  a los conocidos que están lejos. Miedo a amargarme y amargar a los demás, miedo a dejarme ir. Miedo real a que está pesadilla no acabe nunca, a que detrás solo esté el vacío.

A menudo, el miedo se convierte en astenia. Cascos sobre los oídos, mirada abajo y evasión. Frío absoluto a lo que pase a mi alrededor. Importancia cero a lo que ocurra con el país y la enfermedad, con los conocidos más cercanos incluso. Reclusión en mi mismo y a mi alrededor un muro de hielo.

En ocasiones, el muro se rompe y lo que surge de dentro es la rabia. Rabia al ver a mi mujer llegar a las once de la noche a casa después de batallar todo el día contra la enfermedad, mientras tengo que aguantar a toda una piara de subnormales por la redes sociales. Rabia al ver el esfuerzo y trabajo de unos, y el pasotismo de otros. Rabia por mis hijos, por no poder hacer todas las actividades que tenían programadas en el cole, por esa infancia cortada de raíz de un día para otro. Rabia al ver en lo que se está convirtiendo está sociedad, en el egoísmo que ya es endémico. Rabia por no poder viajar y conocer, por no poder quedar y hablar, por no poder emborracharme y olvidar.

Cuando acaba la rabia llega la impotencia. El saber que nada está en tu mano, que solo puedes esperar y esperar. Que nada va a cambiar por mucho que hagas o digas.

El futuro ahora mismo parece oscuro, la esperanza es algo débil y efímero. 

Vamos a salir mejores decían. Yo lo que veo es cada vez más distancia y crispación, más acentuación de las diferencias que unión a través de lo común. Más egoísmo y envidia. Más miedo e ignorancia. Más charlatanes y crédulos.

Salir decían….

Mejores decían…..


En el fondo sé que volveremos a ésto


“Para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada" (Edmund Burke)


miércoles, 19 de agosto de 2020

Deseos despistados

Despertador desconectado. Despierto desnudo deseando descansar. Descarto desayunar. Desciendo desdichado. Deseo despistarme: ¡desaparecido desubicado! Desvaríos deslavazados descartados.

Despacho desmotivado. Despido despistado.

Desando  destrozado.

Desconexión, Despensa. Desperados deslizándose, destilados desmadrándome.  ¡Descubrimiento! ¡Deslumbre! Destino despiadado. Deseos despedazándome. Desnudarla despacio. Desabrocharla descubriendo destinos. Desvestirla desvergonzado. Despeinarla desatado, destrozarnos desenfrenados. Despertarnos desaliñados. Desayunarla desbocado. Desfogar desfigurado. Desmontarme destrozado.

Desidia desterrada:
- “ Despistémonos. Descúbreme.”
- “ Descartado”, desairada.

Desdén desmoralizante. Desasosiego. Despecho. Desorbitado destrozo. 
Descorches desnortados.  Destilados desahogándome.

Desando destrozado.

Despáchome desmotivado.

Despertador desconectado. Despierto desnudo deseando descansar.

martes, 28 de julio de 2020

El poeta Halley

Hoy quiero pedir un favor. Antes de empezar a leer, es imprescindible que escuchéis primero la canción que acompaña al post ya que es el eje principal del mismo. Es una de mis canciones favoritas, en este momento puede que la que más. Así que los que estéis leyendo ésto desde el móvil activad la opción ver en versión web que está al final del todo del post para poder ver el vídeo, y los que lo tengáis ya disponible simplemente dad al play y escuchad la canción. Gracias.




“Me atraparás al vuelo
Y nunca a la pared
Y si me dejas aire
En tus líneas dormiré
Palabras de una musa
De baja maternal”


Pasar a palabras las ideas que rondan tu interior. ¿Puede haber algo más bonito y a la vez más difícil? Sabes que están dentro de ti, las notas burbujear en tu cabeza, parece que quieren salir y volar libres, pero, cuanto más te esfuerzas por liberarlas, más difícil es conseguirlo. Te sientas delante del papel o de la pantalla, comienzas a escribir, te esfuerzas. Lo lees y ves que no funciona, lo notas espeso, artificial, sucio. Es inútil forzar la inspiración cuándo ésta no está ahí. ¿Estaré seco? ¿Habré contado todo lo que tenía que contar? Sientes la angustia crecer. Sales a dar un paseo, a escuchar música, ves una serie, un partido de fútbol, juegas con tus hijos. Y de repente, plas, ahí está. La chispa, el brote. Hay algo que quieres contar, las ideas te salen solas, van más rápidas de lo que pueden llegar a escribir tus dedos. Lo que tanto estabas buscando aparece por sí solo cuándo menos te lo esperas. La idea, las palabras adecuadas siempre habían estado ahí, en tu interior. No las fuerces y ellas solas brotarán libres. 


“Puede que al fin me conozca muy bien
Si fueran puntos grises mis rarezas
Cada tara que creé
De seguirlos con un lápiz al final
Verías mi cara en el papel”

Tímido, serio, extremadamente obsesivo, tranquilo aunque en ocasiones explosivo, inseguro socialmente, excesivamente seguro intelectualmente. El retrato de mis fantasmas. Toda la vida luchando contra ellos, contra tus miedos, contra tus rarezas y manías, contra tu forma de ser. Intentando evitar ser como realmente eres para poder ser como crees que a los demás les gustaría que fueras. Abraza tus imperfecciones, son lo que te hacen único. Acéptalas, asúmelas. No luches contra tu forma de ser porque eso solo te va a generar frustración. Conoce cuáles son tus fantasmas, porqué están ahí y qué provocan en ti. No sufras por tenerlos, todos tenemos los nuestros. Acéptalos y con ello provoca que conocer tus debilidades sea una de tus fortalezas. 


“Por eso
Estoy por aquí otra vez
Rebuscando en mi almacén esa palabra
Cónsul de mi timidez
Ojalá encuentre la forma
Más me vale
Tengo un tema que acabar”

Nos atrevemos a decir cosas por escrito que cara a cara nunca diríamos por pura timidez y pudor. Nos escondemos detrás de la pantalla para que ella hable por nosotros. Sueltas lo que tengas que decir y puedes alejarte y coger aire, no tienes porqué enfrentarte a la reacción de la persona con la que hablas, no hay porqué temer a tu propia reacción. Un wasap como emisario de lo que sentimos y pensamos, como enviado especial de nuestros odios y pasiones, sin la necesidad de pisar el terreno pantanoso en persona. Un wasap que se lanza como la bengala del náufrago, que suplica sin mostrar, que muestra sin enseñar.


“Si no aparece nunca
O entiendo que no di con la palabra justa
Y cuando al fin la encuentro llega aquel mar de dudas
Si cuando me decido tú me detienes siempre
Me aprietas justo aquí y dices no
Mi leal traidora, inspiración
Cuando apareces menos hoy”

Escribiendo…en línea. Escribiendo…en línea. Morderse la lengua como forma de vida. No decir más de lo que debes para no herir o para no herirse. Callar lo que probablemente solo te dé problemas. La vida se compone mucho más de lo que callamos que de lo que decimos, de fantasear con lo que habría pasado si hubiéramos dicho aquello, con las consecuencias de no callar lo que en este momento pensamos o sentimos. Hay mucho más oculto dentro de nosotros de lo que jamás admitiremos a nadie.


“Te quedarás dormida
Menuda novedad
Es peor mi geniocidio
Cuando no te dejo hablar
En la autopista de la vida
Si te saltas la salida hay que esperar”

Evidentemente que determinados trenes solo pasan una vez. Oportunidades que dejamos escapar y oportunidades que dejamos que se vayan solas. Oportunidades que no supimos aprovechar y oportunidades que era imposible aprovecharlas. Oportunidades que solo llevaban a la perdición y al caos. Qué fantasía el poder pensar lo que hubiera sido desde la comodidad de nuestra tierra firme. Qué maravilla reescribir el pasado desde la seguridad del que se siente a salvo. Y si volvieras atrás ¿Cogerías esa salida? Apuesto a que no. Queremos los pies en el suelo y la cabeza en las nubes. Dinero en el banco y un hogar donde volver por la noche. 

Salidas que a veces es mejor no coger


“Puede
Que no haya aprendido a aceptar
Que escuadrones de moral judeocristiana
Con su culpabilidad
Nos seguirán por tierra, por el aire
Y sobre todo por amar”

Desde muy pequeño te meten en la cabeza, o más bien nos lo metemos nosotros mismos por simple observación e imitación de nuestro entorno, la idea de la culpa por lo que sentimos y pensamos. La culpa por gustarte alguien del mismo sexo. Culpa por no sentir afecto por quién se supone que deberías. La culpa por enamorarse de quién no debes cuando no debes, como si eso fuera controlable. La culpa por no seguir las pasos que otros tenían marcados para ti. La culpa por perder el tiempo en cosas que los demás piensan absurdas. Culpa por lo que la gente entiende de lo que tú dices o haces. Esa horrible sensación de escrutinio constante que cae sobre nosotros y que en ocasiones pesa y ahoga con fuerza.


“Puede
Que esté demorando la acción
A los doce tuve un sueño en que ganaba
Pero el sueño me venció
Desde entonces mis derrotas son las huellas del carnet
De ese tal yo”

Y qué es la vida si no una sucesión de derrotas. Derrotas pequeñas y derrotas enormes. Derrotas pasajeras y derrotas trascendentales. Derrotas bien visibles y derrotas interiores. Derrotas que marcan, que forjan, que hacen, que guían, que iluminan el camino. Que se clavan como puñales, que resbalan como lluvia. Derrotas que son victorias, victorias que cambiaríamos por cien derrotas. Derrotas que son la vida. La vida que son derrotas.


La derrota como forma de vida


“Ahora escúchame
Ya he encontrado la palabra justa
Mejor prepárate
Tiene algo que a todos asusta
Sí, la voy a soltar
La quiero soltar
Pronunciaré 'esperanza'
La gritaré por dentro si es lo que hace falta
La escribiré mil veces, me alejaré de espaldas
Quizás de repetirla algo me quede
No puedo permitir tu negación”

Y pese a todo, seguimos caminando. Pese a todas las piedras en el camino, pese a todos los pasos en falso y las vueltas en círculos seguimos hacía delante. Nada nos quita la ilusión por el mañana. Nada nos quita la esperanza por las cosas que están por venir, desde las más pequeñas a las más trascendentales. No hay fuerza más potente que mueva el mundo que el ver amanecer otro día con la ilusión del porvenir. Por muy oscuro que esté nuestro alrededor sabemos o deseamos que hay una luz esperándonos al otro lado de la curva.


“Mi leal traidora inspiración
De intermitente aparición
Como un ángel hallado en un ascensor
Qué bien funcionas como recuerdo”


Y qué bien está ahí, tranquilo, el recuerdo. Qué placer volver a él cuando nos plazca, saber que va a estar ahí, quieto, inamovible, solo para nosotros, enteramente a nuestra disposición. Qué arte para dulcificar el pasado, para quedarnos solo con lo queremos, para limar todas las impurezas y matices y quedarnos simplemente con una superficie brillante. Qué diferente era la realidad, que distinta sería esa idealización si hubiera llegado hasta hoy. Qué hartos estaríamos de esa rutina que hoy evocamos con nostalgia. Que tóxica y aburrida esa relación que rememoramos como perfecta y pasional. Qué mundana y vulgar la persona que recordamos como única. Qué daño nos haría en el presente ese pasado nostálgico.


“Todas las canciones hablan de tí." Lorena Pacheco. 


miércoles, 24 de junio de 2020

Antivacunas

“Pueblos del mundo: ¡extinguíos!
Dejad que continúe la evolución.
Esterilizad a vuestros hijos
Juntos de la mano hacia la extinción.”



Sinceramente, creía que nunca lo vería en España. Pensaba que más allá de los cuatro imbéciles que corresponden debido a la naturaleza intrínseca de la distribución normal, que tan bien explicó Gauss, esta corriente de gilipollas no nos acabaría llegando. Pero la ola ya nos ha salpicado y amenaza con extenderse. Han llegado los antivacunas.

He intentado resistirme. No he polemizado ni he discutido nunca con ninguno a través de las redes sociales, donde ahora parece que brotan como setas. Hasta hace poco tiempo, nunca había tenido el disgusto de cruzarme cara a cara con ninguno, o al menos, habían tenido la suficiente vergüenza como para callarse y no hacer el ridículo públicamente delante de sus conocidos, ya se sabe que las perversiones y parafilias se deben dejar para el ámbito privado. Pero ya no aguanto más, es inútil evadir el tema y retrasar lo inevitable. Siento que me empiezan a rodear, noto que acechan en las esquinas, permanecen agazapados detrás de los arbustos dispuestos a asaltarme al más mínimo descuido. Aquí acaba mi silencio, aquí comienza el odio y la furia, aquí se desata la tormenta y se abre la tierra reventada por la fuerza del magma de su interior.

Antivacunas: Sois la mayor escoria que hay sobre la faz de la tierra, cosa que tiene un mérito enorme viendo la cantidad de auténticos hijos de puta que pueblan este planeta. El asco y desprecio que siento hacía vosotros es algo casi físico. Os voy a detallar paso por paso los motivos, intentaré que sea en términos que hasta vuestra mermada lógica pueda llegar a entender.

Sois unos completos ignorantes. De verdad, absolutamente ignorantes. Solo os bastaría con mirar los índices de esperanza de vida y su evolución a lo largo de la historia tanto en los países avanzados como en los del tercer mundo. Bastaría con echar un vistazo rápido a la evolución de la mortalidad infantil en cada esquina del mundo. Bastaría con que conocierais mínimamente la historia de algunas enfermedades y sus vacunas, como la viruela. Bastaría con que mirarais a vuestro puto alrededor y vierais el nivel de salud pública que hemos alcanzado en comparación con lo que había en cualquier otro punto de nuestra historia. Nunca, ni por asomo, hemos vivido mejor que ahora. Bastaría con que dierais un paseo por África a preguntar lo que suponen allí las vacunas. Bastaría con que preguntarais a vuestros abuelos sobre lo que era la Polio. Que las farmacéuticas quieren ganar dinero, decís. Nos ha jodido, es un negocio, enhorabuena por vuestro gran descubrimiento. Un negocio que a cambio de sus enormes y enormes y enormes beneficios, nos ha traído un nivel de vida y salud que nos hubiera parecido ciencia ficción hace apenas cien años. Ahora hay enfermedades que antes no existían, decís. Claro, enfermedades que antes no teníamos los medios de descubrir pero que mataban igual, eso sí no te mataba antes una infección de muelas con veinte años, siendo el único de tus cuatro hermanos que ha sobrevivido a su primer año de vida.

Evolución de la esperanza de vida En España, Etiopía y Tailandia

Sois unos egoístas. Pero del egoísmo malo además, del que hace daño. Vuestra negligencia puede provocar consecuencias terribles para el resto de la población, reactivando enfermedades que estaban casi erradicadas, provocando brotes allí donde no los había. Vuestra falta de solidaridad perjudica la salud pública (que significa de todos, ¡De todos, imbéciles!) causando enfermedades y muertes a terceras personas ajenas a vuestra inconsciencia. ¿Libertad individual? Esa termina cuando tus acciones provocan daño a los demás.

Sois unos vanidosos. Os creéis los más listos, los por encima de la media, a los que no pueden engañar. La última resistencia en este mundo ciego. Los que saben la verdad, los únicos que se informan, los que no se tragan las mentiras y engaños de los que “de verdad mandan”. Los elegidos. El resto somos solo rebaño. Os creéis especiales y lo que sois es especialmente imbéciles. Esa necesidad de sobresalir, de destacar, solo denota un tremendo complejo de inferioridad. No sois más listos, creedme. La basura magufa que os tragáis sin rechistar tiene una agenda y unos intereses bien marcados que vosotros, al parecer, ni oléis. Me daría hasta pena si no me diera tanto asco. 

Evolución de la mortalidad infantil en diferentes lugares del mundo

Sois superficiales. No tenéis ni la más mínima idea de lo que está en juego, de lo que supone para los más desfavorecidos una buena salud pública. De las mejoras que ha supuesto para la calidad de vida de tanta gente. De lo que suponen las enfermedades infecciosas en el tercer mundo. Vosotros y vuestros problemas del primer mundo, del que lo tiene todo y lo da por hecho y se aburre.

Sois nocivos. Confundís con vuestras mierdas a gente inocente que, ya sea por verdadera ignorancia o por la pérdida de esperanza, creé realmente en la basura que promulgáis. El daño de que se expandan vuestras creencias puede ser terrible, un retroceso social como nunca hasta ahora habíamos conocido.

Sois ridículos. “Lo natural es lo bueno, muerte a lo químico”. Es que es tan ridículo que me da hasta pereza exponer nada. Natural como el botulismo o el cólera, como la cicuta o como que te muerda un caimán en los cojones. Química como la penicilina o la anestesia. Natural como no tener acceso a una alimentación variada y equilibrada debido a que los alimentos se estropean antes de llegar a donde tú vives por no poder usar conservantes químicos.

Ned Flanders tampoco quería vacunas para sus hijos. Todo está en Los Simpsons.

Majaderos, me vais a encontrar siempre enfrente y hostil, no pienso tolerar cerca a ninguno de vosotros. Sois un tumor que afecta a la sociedad, pero no hay porque preocuparse a los tumores se los elimina con ciencia.


domingo, 7 de junio de 2020

El tercero


“Bienvenida a casa
Pequeña gran revolución
Que con tus pasos marcas
Un nuevo rumbo en dirección
A nuevas montañas
Que parecen menos altas
Con cada palabra
Que nace en tu garganta”

No lo estás teniendo fácil. Aunque ya empiezas a darte cuenta de algunas cosas, eres aún demasiado pequeño como para saber que el camino que has recorrido hasta aquí ha estado lleno de obstáculos. Tampoco puedes saber lo que me preocupa pensar en los problemas que veo y en los que ya puedo anticipar, pero no me quiero adelantar, ya llegaré a eso.
Todo el mundo sabe cuándo fue el día en el que vino al mundo y la mayoría, si pregunta un poco, podrá conocer perfectamente las circunstancias que rodearon a ese día. A qué hora nació, cuánto duró el parto, que estaban haciendo los padres cuando todo comenzó, etc. Lo que menos gente sabe, supongo que porque muchas veces ni los padres lo saben, son las circunstancias del día en el que ese espermatozoide intrépido decidió, como quién no quiere la cosa, meter su cabeza en esa enorme pelota que veía al final del túnel. En este primer punto salvaste ya el primer y enorme obstáculo, puesto que se supone que entre tu madre y yo ésto no podía pasar de forma natural. Es curioso como la misma acción, la más importante de todas, puede ser para unos un imposible y para otros algo de lo más fortuito. Para nosotros ha sido las dos cosas, eso sí que es difícil. Como iba diciendo, en tu caso podré recordar siempre, y hasta el mínimo detalle, el día en el que comenzaste a existir, ya que fue, posiblemente, uno de los días más felices de mi vida. Fue el domingo 16 de Septiembre de 2018, y en South California hacía un día maravilloso. Ese domingo tu madre, tus hermanos y yo, nos despertamos en un hotel de San Diego. Durante el resto del día fuimos subiendo por la interestatal 1 del Pacífico, que recorre la costa oeste de Estados Unidos desde casi Méjico hasta Vancouver, todo su trayecto pegada al océano. Cómo olvidar Oceanside, Laguna Beach, Newport Beach…Recorrimos después de sur a norte todo Los Ángeles, lo que nos llevó algo más de dos horas, hasta llegar a Malibú. El atardecer en esa playa de Malibú es algo que no se borrará nunca de mi memoria: el sol poniéndose más allá de la línea del horizonte del mar, los surfistas navegando las olas del Pacífico, las garzas pescando en la laguna...El día acabó en un hotelito de un pueblo cercano a Malibú, y en ese hotel, en esa noche después de aquel increíble día, comenzaste a existir tú.

Malibú

También recuerdo bien el día en que me enteré de que tu madre estaba embarazada de ti. Ella ya llevaba amenazando varios días con la posibilidad, pero yo creía que eso era imposible y no le daba excesiva importancia. Sin embargo, cuándo oí el teléfono mientras estaba en el trabajo, y vi que era ella la que llamaba, supe ya antes de descolgar lo que me iba a a decir. Aunque te parezca imposible, pese a que tus hermanos aún no tenían ni dos años, y pese a que no te habíamos buscado, la alegría que me llevé fue enorme. Estaba pasando un momento algo bajo (otro más) y el saber que venías al mundo arrasó al resto de mis preocupaciones y me mantuvo alegre durante un tiempo.
Casi nadie pareció alegrarse excesivamente de que estuvieras ahí dentro, la mayoría nos llamaba locos o nos miraba con condescendencia, casi todos veían solo los problemas. El contraste con la explosión de alegría que supuso para los que nos quieren el embarazo de tus hermanos fue tremendo. Parece claro que algo ya has sacado de tu padre, el ir siempre a contracorriente.
Tu embarazo se puede decir que fue bastante tranquilo, si hablamos solo de lo físico. Si hablamos de lo emocional fue un huracán, dentro de un terremoto, en medio de una explosión nuclear. Estuviste muy cerca de nacer ya con padres separados, pero serviste de pegamento para mantenernos unidos en medio de la tormenta. No sé si eres más un puro superviviente o un agente del destino que intenta llevarme por el camino más recto. El caso es que naciste en medio de la peor crisis que hayamos tenido. Un año y un día después aquí nos sigues teniendo, juntos, y a tu lado. Tampoco es que todo lo que rodeó tu nacimiento fuera malo, al menos, tú si pudiste tener el calor de tu madre desde el primer momento. Al menos, tu madre pudo tocarte desde el primer instante.
Es muy jodido notar que el nacimiento de un hijo no provoca excesiva alegría a tu alrededor salvo casos puntuales, pero a veces así son las cosas. Pareciera que todo el mundo pensaba que sobraras, o peor, que a nosotros nos molestaras. Pero, joder, te puedo asegurar que para nosotros jamás ha sido así. Pese a todas las circunstancias que nos han rodeado, yo te he adorado desde el primer día. 
Y tus hermanos, mucha gente nos decía que iban a tener celos de ti, que se iban a sentir desplazados. Eso no ha pasado ni una sola vez, se han portado con más madurez que muchos adultos. Yo estaba seguro de ellos y lo decía a los cuatro vientos a quién me quisiera escuchar, pero, ¿qué sé yo?. Otra vez callando bocas. 

Tres

Por la calle miradas de compasión, comentarios acerca de lo locos que estamos. En nuestro círculo, menos entusiasmo que con los mayores, menos ayuda de la esperada pero nunca pedida. A veces más trabas y zancadillas que compresión o adaptación. Pero tú no preocupes por eso, tus padres son el escudo que impide que todo eso te llegue. No está siendo fácil. Está siendo muy satisfactorio el luchar contra todo 
Has ido creciendo viendo a tus hermanos crecer. Has empezado a andar sin que nadie te enseñara, solo a base de perseguirles para que nadie te deje atrás. Y nadie va a poder dejarte atrás. Sigue así, eres un puto luchador, abriéndote camino a base de amor y sonrisas, abriendo los corazones de hasta los más reacios gracias a tu ternura. Hasta te has comido tres de los primeros meses de tu vida en casa sin poder salir. La primera vez que lo hiciste después de tanto tiempo, en vez de llorar asustado, te pasaste todo el camino aplaudiendo como hacías cada vez que te daba el único aire que habías conocido (cuando abríamos la ventana a las 20:00). No has pedido permiso a nadie para llegar hasta aquí, pero aquí estás, siendo el centro de la vida de los que te rodean. 

Tu sólo has arrancado, sin permiso

Ayer cumpliste tu primer año de vida, y, como siempre , rodeado de obstáculos, solo pudieron venir a celebrarlo cinci personas. Tampoco creo que hubieran venido muchas más, pero eso no nos importa. En cuanto a las felicitaciones, el problema no es que casi no hayas recibido ninguna, qué suerte tienes de que aún no te enteres de nada, el problema es creer que eso no va a cambiar demasiado con el paso del tiempo. Pero tú no te preocupes, los que te rodean, tu círculo cercano, te quiere incondicionalmente y no sabe vivir sin ti. Nunca te va a faltar ni una gota de amor ni de cariño, tus padres nunca te van a fallar en eso.

Un año ya

El imposible, el improbable, el casual, el pegamento, el otro, el superviviente, el sonriente, el luchador, el guerrero. El querido, el amado, el deseado, el pacificador, el tranquilo, el que tranquiliza. 

Tu padre arrancaría la corteza de la tierra a pedazos por ti.

Feliz primer cumpleaños, hijo.

Todo está en Los Simpsons

“Do it for her". Homer Simpson

jueves, 4 de junio de 2020

La cola de la lagartija

“For what is a man, what has he got?
If not himself, then he has naught
To say the things he truly feels
And not the words of one who kneels”



Hace ya algún tiempo escuché en uno de mis podcast favoritos, el de Santiago Camacho, una reflexión que desde ese momento se ha convertido en uno de los pilares que rigen mi vida. 
La historia comienza con una anécdota que le sucedió a Santiago siendo éste aún niño. Cuenta que estaba veraneando en su pueblo cuándo un día decidió salir a coger lagartijas. Debió de costarle mucho conseguir atrapar una (a mi no me preguntéis, quién hubiera podido tener pueblo para veranear) pero que finalmente lo consiguió. Alzó a la lagartija por la cola mientras la miraba con expresión satisfecha sintiéndose el rey del mundo, cuando de repente, la lagartija dio una violenta sacudida y, sin más aviso, separó la cola del resto de su cuerpo, dejando al protagonista con cara de bobo y una cola de lagartija en la mano, mientras ésta se alejaba del lugar como alma que persigue el diablo, sin cola pero a salvo.

La lagartija deja su cola atrás cuando se ve atrapada

La moraleja de esta historia es clara. Todos somos alguna vez esa lagartija atrapada por la cola. Todos nos vemos, en ocasiones, en situaciones o relaciones que no nos producen bienestar, si no más bien lo contrario. Lo que conviene hacer en estos casos es pararse a pensar, medir el trozo de cola que vamos a dejar atrás, sopesar las posibles consecuencias, y entonces, separar el cuerpo de la cola dejando ésta atrás. Si, habremos dejado parte de nosotros por el camino y si, habrá consecuencias que solamente podremos intuir, pero seremos un poco más libres y probablemente felices.
Evidentemente, ésta manera de pensar ya estaba en mí anteriormente, pero al escuchar el podcast vi con claridad y lucidez la verdad del argumento, o al menos, la verdad que para mí representaba. Desde entonces, hará cosa ya de un año, he podido actuar respecto a esta regla en varias ocasiones, y hasta ahora, no me he arrepentido ni un ápice de los trozos de cola que he ido dejando atrás. Al contrario, he encontrado una paz de espíritu, una limpieza de conciencia y una satisfacción personal que hasta ahora me han venido fenomenal.
A medida que te haces mayor te das cuenta de lo que realmente te hace bien y de lo que solo te provoca malestar, o más bien, más malestares que alegrías. Te das cuenta de que hay cosas que no hay porqué aguantar, le duela a quién le duela o caiga quién caiga. Te das cuenta de que te da más o menos igual lo que puedan pensar de ti los demás. Nada de ésto significa que tengas razón ni que quieras tenerla, ni tampoco que pretendas convencer a nadie. No se trata de querer imponer tu punto de vista. Se trata, simplemente, de vivir con la conciencia tranquila de acuerdo a lo que uno siente y piensa. Para una mente tan obsesiva como la mía alejarse de lo problemático y lo molesto y acercarse a la tranquilidad es fundamental. 

Luann Van Houten dejo atrás a su infeliz marido y buscó lo que la hacía feliz, los gladiadores americanos. Todo está en Los Simpsons.

A veces es bueno alejarse a  toda velocidad de lo malo, de lo que te atrapa, de lo que te hace infeliz, e ir corriendo rápidamente hacia lo bueno, hacia lo que te calma, hacia lo que te hace feliz. No dejar que nadie te impida vivir de acurdo a tus principios es la manera de poder dormir cada noche con la conciencia tranquila.

“Un hombre debe tener un código”  Bunk Moreland, The wire

 Bunk Moreland, un hombre con principios

martes, 2 de junio de 2020

Un día más en América



“Cuando el negro es un hombre
es buen momento para el cazador
el blanco se pone nervioso
y comienza a llenar el cargador
...él fue quien tuvo la culpa
...de encontrarse en su camino.”




Son las 7:55 PM del lunes 25 de Mayo del 2020. Dos hombres entran en la tienda de alimentación Cup Foods, en la esquina de East 38th Street, en la Avenida Chicago, ciudad de Mineapolis, Minesotta, Estados Unidos. Después de comprar en la tienda varios productos por valor de unos 20 dólares, ambos hombres suben a un vehículo aparcado en las inmediaciones, donde permanecen en su interior los próximos minutos.
Varios minutos después, el encargado de la tienda de alimentación se da cuenta de que los dos individuos le han pagado con un billete de 20 dólares falso, por lo que llama a la policía.
A las 20:10, y después de hablar con el encargado en el interior de la tienda, dos agentes de policía se acercan al vehículo estacionado con los dos ocupantes en su interior. Un minuto de después, el hombre que ocupaba el asiento del conductor sale del vehículo y es esposado y sentado en el suelo contra la pared. Acaba de perder su empleo como vigilante de seguridad en el club en el que trabajaba después de que éste cerrara por la crisis del Covid. No quiere meterse en el coche patrulla de los agentes alegando sentir claustrofobia. En ningún momento forcejea o discute con los agentes. Al parecer va algo borracho.



A las 20:14 llega un segundo coche de policía con otros dos agentes que ordenan al detenido regresar a su vehículo.
A las 20:17 llega un tercer coche de policía. Los dos agentes pertenecientes al mismo se introducen en el vehículo aparcado y sacan por la fuerza al hombre esposado.
Son las 20:20 horas del lunes 25 de Mayo de 2020, estamos en la esquina de East 38th Street, en la Avenida Chicago, ciudad de Mineapolis, Minesotta, Estados Unidos. Los agentes pertenecientes al tercer vehículo de policía que acudió a la zona tumban al detenido en el suelo, 2 de ellos lo inmovilizan subiéndose sobre su espalda mientras un tercero le aprieta el cuello con su rodilla.

- “¡No puedo respirar! ¡Por favor señor!”
El hombre comienza a notar que tiene dificultad para respirar. El aire no llega bien hasta sus pulmones. La presión sobre su cuello provoca que la sangre no llegue bien hasta el cerebro y empieza a marearse y a perder poco a poco la conciencia.

- “¡Mi cuello está herido señor!”
Son las 20:22. El hombre lleva ya dos minutos siendo asfixiado contra el suelo y súplica entre sollozos que por favor le liberen el cuello. Apenas puede ya respirar ni mantenerse despierto. Los agentes no mueven un músculo.

- “¡Ya te puedo ver mamá!”
Son las 20:24. El detenido, en un estado ya semiinconsciente, comprende que va a morir asfixiado, que no hay piedad para él, que nadie va a venir a rescatarle. Con las escasas fuerzas que le quedan dedica sus últimos palabras a su madre a que la parece ver. Probablemente esté alucinando debido a la privación de oxígeno, ojalá que no sea así. 
A las 20:25, el hombre tumbado en suelo deja de emitir señal alguna de vida. El agente permanecerá apretando su cuello contra el suelo durante dos minutos y cincuenta y tres segundos más. Al levantar la rodilla del cuello del detenido éste ya ha fallecido.

Claro, ese hombre era negro. 

Su nombre era George Floyd. 


Es un día más en América.

jueves, 21 de mayo de 2020

Barcelona

Son días idoneos para practicar
El contraespionaje
Por tu ciudad
Barcelona se disfrazará
De poblado de modernidad
Los nativos intentaremos ser más amables"



No era la primera vez que cogía un avión yo solo, pero si que era la primera vez que viajaba así. Claro que al otro lado de la pista de aterrizaje me esperaba alguien, pero el viaje era más interior que otra cosa, la idea era volver a encontrar un camino que creía extraviado. En el panel de salidas del aeropuerto ponía Barcelona, en la maleta ropa para cuatro días, y conmigo un libro de Javier Marías.

Barcelona, claro

Yo sufría la crisis de los cuarenta a los veintitrés años, siempre me ha gustado creerme y sentirme más mayor de lo que indicaba el DNI. Carrera terminada, trabajo más o menos estable, ocho años con mi pareja viviendo juntos los dos últimos. Y entonces… el vacío, el miedo. El ¿ésto es todo?. La sensación de final del camino (siempre el camino). Parece que ya has conseguido todo por lo que has luchado desde tu adolescencia, y ahora que lo tienes te paras a pensar si realmente es lo que quieres. Si tu pareja te llena o simplemente sigues por costumbre. Si tu trabajo te realiza o solo es el modo de ganarse la vida. Si tu ocio y forma de vida lo eliges tú de verdad o simplemente haces lo que los demás esperan que hagas. Necesitaba aire y espacio, pensar y pasear, cambiar el punto de vista y que alguien me diera un poco de luz.
Seguramente fuera jueves, casi seguro Abril o Mayo, hacía una temperatura espectacular y Barcelona ya se empezaba a llenar de franceses de Erasmus.

Barcelona. Creo que en esa época, año 2011, aún te tenía idealizada, aún no había descubierto tu enorme superficialidad, tu lado cínico. Para mi significabas libertad y modernidad, progreso, futuro. Supongo que realmente no has cambiado tanto, sé que yo he cambiado muchísimo.

De la Terminal 2 al autobús que te deja en Plaza Catalunya, no recuerdo bien si viniste o no a buscarme. De ahí a Aragón. Entre el videoclub y la tienda del argentino, nada más pasar la clínica infantil, no tenía pérdida. Joder, como echo de menos esa casa. Creo que en ella he aprendido y madurado más, signifique eso la mierda que signifique, que en el resto de mi vida junta. Aragón, con su ascensor destartalado, sus vecinos acordes, sus techos de siete metros, su habitación llena del ruido de la calle, su cocina americana, su patio de colegio, su sombrero en la percha. Que final más triste tuvo esa casa, que fin de semana de mierda aquél, puta expectativa que siempre lo ciega todo. 

Imagino que la primera tarde fue bastante fría. Siempre me han costado muchísimo los comienzos, las bienvenidas, necesito mi tiempo para entrar en ambiente y empezar a soltarme. No sé si es más cuestión de timidez o de este carácter castellano. Al día siguiente, viernes, tu trabajabas, así que la mañana era para pasarla solo. Como Homer, caminé dirección cuesta abajo, camino al Born, mi barrio favorito en aquella época. Cervecita en alguna terraza, respirar el ambiente febril y cosmopolita, despejar la mente. Acabaste de trabajar y ya teníamos todo el tiempo libre del mundo, aún estabas soltero. La visita a la Bretaña era obligada, Astérix siempre nos rellenaba la jarra de sidra (francesa) sin que tuviéramos que pedirlo. Recuerdo perfectamente la conversación de esa noche, las preguntas que nunca te había hecho, las respuestas. Recuerdo perfectamente al Gallete Bustos, aún seguirá soltando unos puñetazos tremendos.

Homer y yo, a los dos nos gusta ir cuesta abajo. Todo está en Los Simpsons.

Y el sábado, el sábado que cambió el rumbo de mi vida, o que lo enderezó más bien. El abrirme como nunca lo había hecho, el sol de la Barceloneta, el sentir que alguien por fin me comprendía, las raciones en el Gotic, las respuestas que estaba buscando, las copas en el Born (de tarde, siempre las mejores copas son de turno de tarde), el empezar a autoentenderme, creo que Ojos de Gata me está mirando, el encontrar la paz, la cena en una terraza que ya no existe. Acabar en casa con una botella de Whisky. Una botella de Whisky con un complemento que seguimos guardando.

Ese viaje sigue significando mucho para mí, nada de lo que ha pasado después puede explicarse sin él. Fui totalmente perdido y desorientado, y volví siendo un hombre nuevo, con las ideas claras. Comprendiendo mejor el mundo y a mi mismo. Descubriendo que no estoy solo, que hay gente que te entiende y que ya ha pasado por lo mismo que tú antes. Dejando de buscar las respuestas porque no siempre hay por qué estar haciéndose preguntas.

La esencia de ese viaje sigue ahí.

“And it takes a lot of whisky” Blue Valentine, Tom Waits